¿Cuándo utilizar los tests psicológicos?

Las herramientas psicológicas, y más las de evaluación estandarizadas como determinados cuestionarios, son potentes sólo si se utilizan adecuadamente. Es bueno que el o la profesional de la psicología entienda el instrumento, comprenda su uso y sepa cuándo utilizarlo siempre pensando en el máximo beneficio de la persona con la que trabaja.

¿Utilizamos bien los test psicológicos?

Desde esta idea, hace algunos años (Revista de Actualidad de la

Psicología del Deporte, 2001) y pensando en la intervención psicológica en el deporte, escribimos un artículo que aún está de actualidad.

Lo reproducimos a continuación (“La utilización de los tests”):

“Imaginemos una situación en la que un entrenador de un equipo de fútbol juvenil, con el objetivo de aprovechar al máximo todos los aspectos del entrenamiento se propone trabajar de forma específica la psicología. Conoce a alguien que le comenta la existencia de un test que mide aspectos psicológicos (ansiedad cognitiva o pensamientos que le producen nervios respecto a la competición, ansiedad somática o nerviosismo físico y autoconfianza o percepción de tener recursos para afrontar la competición). Así se lo hace cumplimentar a sus jugadores un martes de pretemporada, después de un entrenamiento físico que ha resultado agotador para los jugadores, cuando tres días después tenían un partido contra un rival importante. Tras corregir los tests, obtiene los resultados respecto a la media de su plantilla con niveles altos de ansiedad cognitiva, bajos de autoconfianza y normales de ansiedad somática. Como se ha leído un libro sobre psicología del deporte, este entrenador llega a la conclusión de que sus jugadores tienen que aprender a relajarse antes de un partido (por lo que les hace una sesión de 20 minutos a la semana de un tipo de relajación que vió en un libro y, además les da unas hojas orientativas para que las hagan en casa). Cuando ya lleva tiempo empleando esta estrategia, les explica que hagan este tipo de relajación antes de cada partido. Además, y para mejorar la autoconfianza, no para de decirles a sus jugadores frases como “somos los mejores” o “no hay nadie que nos gane”, cuando las posibilidades reales de este equipo son quedar a mitad tabla. Los resultados inmediatos de estas supuestas técnicas adecuadas según este entrenador, son un excesivo número de goles recibidos al principio de los partidos e incertidunbre (no saber qué hacer) por parte de los jugadores a la hora de jugar.
Posteriormente y antes del descanso vacacional, les vuelve a pasar el test cuando tienen tres semanas de Navidad por delante sin partidos, y una sin entrenar. Los resultados esta vez son buenos (según el “mister”) ya que las puntuaciones de las que ofrece información el test son bajas en ansiedad cognitiva y somática, y altas en autoconfianza.
Obviamente, el uso de los tests de este entrenador (que posiblemente tenía la mejor voluntad del mundo) no ha sido la adecuada (aquel test da información sobre el cómo se encuentra en el momento de pasar el test sobre la competición venidera, y puede cambiar de un día a otro o según en las condiciones en que se pase), no ha interpretado bien los resultados (no sabía exactamente bien qué información daba aquel test ya que interpretó mal sus primeras puntuaciones) ni tampoco cómo aprovecharse de la información que le daba el test (empleó la relajación en momentos inadecuados y no estando lo suficientemente justificada, además de dar mensajes verbales muy imprecisos e inapropiados). Las condiciones de aplicación en la segunda vez que pasó este test (donde los jugadores no tenían en mente seguramente la competición) eran totalmente diferentes a las de la primera, por lo que no son realmente comparables. Por tanto, y seguramente por falta de conocimiento y especialización (aunque tal vez no por interés), utilizó un test de forma errónea.

Los tests, ¿para qué?
Con el fin de delimitar los objetivos de una intervención psicológica en el ámbito deportivo, detectar las demandas, necesidades, propuestas de intervención, desarrollar un adecuado seguimiento del trabajo psicológico, o bien valorar el producto final de un trabajo… es importante que se realice una adecuada evaluación de los aspectos que se consideren relevantes.
Algunos de los principales medios de evaluación en psicología del deporte utilizados son la observación (mediante hojas de registros, instrumentos diversos…), autoinformes (donde el sujeto evaluado informa verbalmente de algún aspecto propio), entrevista (en la que un profesional cualificado pregunta al deportista u otras personas implicadas sobre diferentes aspectos relevantes), cuestionarios (a los que se responde a una serie de preguntas que tienen varias alternativas de respuestas) y también los tests.
A continuación se explican las características principales de los tests: su definición, su aplicación y posibilidades, y quiénes pueden utilizarlos.

¿Qué son los tests? Un importante apoyo para el proceso de evaluación en psicología del deporte es la utilización y manejo de los tests. Según Fernández Ballesteros y Macià Antón (1992), “los tests son procedimientos de medida cuyo material, forma de administración, puntuación, corrección y valoración son estándar y de los que se derivan puntuaciones normativas“, es decir, son instrumentos (del tipo que sea), que se pasan o administran de la misma forma a todos los sujetos, se corrigen mediante un criterio objetivo establecido (para todos igual) y, además, a la hora de hacer la valoración se comparan con un dato objetivo que sea relevante e igual para el mismo grupo de referencia. Tres características importantes que resaltan las autoras citadas para los tests son:
* que el test presente escalas numéricas o categorías establecidas,
* que a todas las personas se les debe preguntar y evaluar de la misma manera, y
* que los tests permitan comparaciones interindividuales.

Por tanto, para que un instrumento se considere test tiene que tener datos objetivos en su medición (como las puntuaciones de un cuestionario, el nivel de sudoración de un sujeto, el ritmo cardíaco medido por un pulsómetro, la cantidad de ácido láctico en sangre…), tener condiciones similares cuando se pasa el test (no es lo mismo realizar un test físico con lluvia que cuando hace calor, ni tampoco rellenar un cuestionario cuando está pendiente de otro asunto que cuando presta la atención debida a la contestación de las preguntas), y, además, poder comparar los datos con otros sujetos de las mismas características que a los que se les ha administrado el test (no es adecuado comparar, por ejemplo las puntuaciones de un test de un futbolista de 16 años con las de la Selección Española de Fútbol, pero sí con futbolistas de la misma categoría y edad, o similar). Respecto a esta última cuestión, existen baremos específicos (de deportistas de características parecidas) realizados por procedimientos estadísticos para poder comparar las puntuaciones que nos indican los diferentes tests y así sacar conclusiones al respecto.
Los tipos de tests más utilizados en psicología del deporte son los cuestionarios (preguntas o ítems a contestar generalmente una de las diversas alternativas que se ofrece) y otros referentes a medidas psicofisiológicas (como el pulsómetro, test de lactato, instrumentos de biofeedback, registro de la actividad muscular…) que son aparatos que miden registros bioquímicos relacionados con la conducta que reflejan los efectos de alguna intervención psicológica, atendiendo a variables como estrés psicológico, nivel de activación, fatiga o eficiencia en entrenamientos y competiciones…

¿Cómo utilizar los tests y en qué condiciones?
En algunas ocasiones se han utilizado los tests como procedimiento fundamental para evaluar la conducta deportiva, obviando otros medios como la entrevista, los autorregistros o la observación. Esta aseveración nos puede conducir a error, ya que existe la posibilidad de perder o no obtener información que puede resultar relevante para el proceso de evaluación, llegando así a conclusiones equivocadas.
Así por ejemplo, en el caso de utilizar un cuestionario que nos pueda dar una información sobre control de estrés (una variable psicológica), una puntuación alta del sujeto nos indica que el deportista en cuestión tiene suficientes recursos para afrontar las situaciones estresantes de la competición. No obstante si el deportista hubiera contestado a los diferentes ítems (preguntas) del cuestionario queriendo causar una buena imagen (o sin entender bien los enunciados) nos llevaría a conclusiones erróneas. Una buena entrevista o unos adecuados registros para observar la conducta del deportista nos ayudará a concretar más la evaluación del sujeto.
Otro ejemplo en que un test no nos dará una información suficiente al no tener en cuenta otros medios es el caso de la utilización del pulsómetro (que mide la tasa cardíaca), la respuesta del sujeto (número de pulsaciones por minuto) variará en el caso de que, por ejemplo haya tomado dos cafés antes de realizar la medición, lo que nos llevaría a conclusiones erróneas si no tuvieramos en cuenta este dato.
También es importante tener en cuenta los objetivos que pretendemos con su utilización. En algunos casos se han pasado tests sin una meta bien delimitada o simplemente para justificar un trabajo. Plantearnos claramente qué es lo que queremos conseguir al utilizar un determinado test nos ayudará a optimizar la evaluación y, por tanto, mejorar la futura intervención con el deportista.
De esta forma, para una correcta aplicación de los tests hay que tener en cuenta la participación del sujeto, otros posibles medios de evaluación y los objetivos a conseguir con su utilización (no usarlos porque sí, sino por un motivo concreto).

¿Quién puede utilizar los tests?
La mala ulilización de los test, como hemos visto anteriormente puede llevarnos a error e incluso ser perjudicial para el sujeto. Por eso, su manejo debe estar reservado a profesionales cualificados para ello. El código deontológico del Colegio Oficial de Psicólogos señala que “el psicólogo ha de estar profesionalmente preparado y especializado en la utilización de métodos, instrumentos, técnicas y procedimientos que adopte en su trabajo… El tipo de material estrictamente psicológico, tanto de evaluación como de intervención o tratamiento, queda reservado al uso de los/las psicólogos/as, quienes se abstendrán de facilitarlos a personas no competentes” (Fernández Ballesteros, R. y Maciá Antón, A., 1992).
Por tanto, en el caso de tests estrictamente psicológicos (como algunos cuestionarios) el uso queda reservado exclusivamente a los psicólogos especializados en el material en cuestión para una correcta utilización del mismo. Lo mismo ocurre con otros profesionales para el uso de tests que no son exclusivamente psicológicos (como las medidas psicofisiológicas antes mencionadas), que deben estar cualificados para la utlización de los mismos. Existen, no obstante, tests de sencilla aplicación (como el pulsómetro) que los puede utilizar cualquier persona bien informada u otros (como aparatos de biofeedback) que, tras consejo de profesionales cualificados se pueden usar sin estar presentes los especialistas.
El trabajo multidisciplinar (donde intervienen profesionales de diferentes campos, como el entrenador, el psicólogo deportivo, el médico deportivo, el preparador físico, el fisioterapeuta…) es importante, por tanto, para la evaluación de diferentes aspectos del entrenamiento y la competición, de los que la utilización de los tests son alguna de las técnicas que se pueden emplear.
No obstante es importante tener en cuenta que dentro de un equipo multidisciplinar hay que respetar las funciones de cada profesional. En el caso de la evaluación de aspectos psicológicos cuando, por ejemplo se “pasa” un test sobre variables relacionadas con la psicología del deporte y como acabamos de ver (código deontológico y problemas asociados a la mala utilización de estos tests) su uso debe estar reservado exclusivamente a un psicólogo especialista (deportivo, no formado únicamente en otra rama de la psicología) para un correcto uso y una buena interpretación de estos instrumentos. Actualmente existen cursos de postgrado en psicología del deporte que forman al psicólogo como especialista en este campo.

Bibliografía recomendada
Buceta, J.M. (1998). Psicología del Entrenamiento Deportivo. Madrid: Dykinson.
Capdevila Ortís, Ll. (1997). Metodología de evaluación en psicología del deporte. En Cruz Feliu, J. (ed.). Psicología del Deporte. Madrid: Síntesis.
Fernández-Ballesteros, R. y Macià Antón, A. (1992). Garantías científicas y éticas de la evaluación psicológica. En Fernandez-Ballesteros, R. Introducción a la Evaluación Psicológica I. Madrid: Pirámide.”

Para citar y encontrar este artículo:

Peris Delcampo, David (2001, Octubre). La utilización de los tests. Revista de Actualidad de la Psicología del Deporte, Número 4, 28. Recuperado el 26 de Julio de 2018, desde http://www.psicologiadeportiva.net/revista/articulo/28.html

¿Cuándo es más adecuado utilizar test psicológicos y cuándo no?

Recuerda que las herramientas son útiles sin las utilizamos bien y en el mejor momento, si no es mejor no utilizarlas.

El uso Love de la tecnología, de Orange

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Imagen del programa LOVE de Orange

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